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Consejos para dormir bien

El insomnio o la incapacidad de descansar correctamente se está convirtiendo en un verdadero problema en nuestros días. Los motivos los conocemos de sobra. A medida que nos hacemos adultos, son numerosos los factores que pueden llevarnos a un exceso de preocupación y a hacer difícil conciliar el sueño: estrés laboral, cambios inesperados y repentinos o un aumento en las responsabilidades. Es completamente normal que, en determinados momentos o etapas de nuestra vida, no descansemos como quisiéramos. 

Un descanso de calidad no solo nos ayuda a rendir mejor en el trabajo; también es clave para nuestro sistema inmune y para nuestro bienestar emocional. Si no eres capaz de tener un buen descanso deberías preocuparte por conseguirlo. 

Aunque hay situaciones en la vida y episodios puntuales que pueden complicarnos el sueño, no debemos jamás darnos por vencidos. Dormir poco o mal no es normal y existen algunos tips que pueden ayudarnos a descansar mejor. Aunque no siempre todos los factores que influyen en el sueño están bajo nuestro control, sí que es posible crear una serie de hábitos que favorezcan un buen descanso.

Vamos a verlos. 

Cómo dormir mejor

  • Ojo con las cenas. Aunque no lo creas, tu  cena puede ser el factor más importante a la hora de alcanzar un buen descanso. Esto es así especialmente a medida que se cumplen años. Evita acostarte sintiéndote muy lleno; evita las grandes comidas poco antes de marchar a la cama. Trata de cenar ligero y pronto. Verás como así es mucho más fácil tener un sueño reconfortante durante toda la noche. Tampoco es recomendable fumar, beber café o alcohol. Todos estos elementos presentan efectos estimulantes nada buenos para el descanso. Con el alcohol sucede algo curioso: puede provocar somnolencia inicialmente, pero casi con toda seguridad, provocará interrupciones en tu sueño más adelante.
  • Respeta los horarios. Para una persona adulta, la cantidad ideal de horas de sueño es de entre 7 y 8 horas. Ni más, ni menos. Una forma de conseguir este objetivo es intentar acostarse siempre a la misma hora, incluido los fines de semana. Trata que la diferencia horaria entre un día y otro no supere nunca los 45 minutos. De esta forma, si eres constante, reforzarás tus propios ciclos naturales de sueño-vigilia. Dicho de otra forma: tu organismo sabrá que ha llegado la hora de dormir. Si al principio de iniciar esta rutina te cuesta quedarte dormido, levántate y realiza alguna actividad. Leer es ideal para relajar tu cuerpo y tu mente. Cuando vuelvas a sentirte cansado, regresa a la cama.
  • Realiza actividad física. La actividad física es muy beneficiosa para nuestro organismo por muchos motivos de los cuales ya hemos hablado en más de una ocasión. Otra de sus ventajas es que provoca una relajación, tanto física como mental, que potencia el sueño y propicia un buen descanso. Incorporar una rutina de ejercicios diariamente te ayudará a vivir mucho mejor en todos los sentidos, y repercutirá positivamente también en tu descanso. Eso sí, no realices los ejercicios a la hora de acostarte. Deja que pase tiempo entre la actividad física y la hora de ir a la cama.
  • Controla lo que te preocupa. En algún artículo anterior hemos hablado de la que es una de las principales enfermedades de nuestro tiempo: el estrés. El estrés es algo mucho más importante de lo que nos creemos. Determina nuestro estado de ánimo, nuestra forma de ver el mundo e influye, con el paso del tiempo, en nuestra salud. Ya hemos ofrecido algunos tips para intentar controlar el estrés. Puedes verlos aquí. Trata de manejar el estrés y las preocupaciones y descansarás mucho mejor. Existen técnicas efectivas como intentar organizar tu vida, establecer orden y prioridades. Una actividad excelente para eliminar el estrés y las preocupaciones es escribir tus tareas pendientes, preocupaciones y pensamientos en un cuaderno. Haciendo esto, tendrás una perspectiva general de todo, y sentirás un mayor control de tu vida. ¿A qué esperas? Ponlo en práctica, ¡funciona!
  • Ambiente relajado. El dormitorio es una habitación dedicada al descanso. Es un santuario del descanso. No reniegues de la belleza y de la decoración para tu dormitorio, pero no pierdas de vista que, antes que nada, lo que debes alcanzar es un ambiente y un entorno que propicie el buen descanso. Un dormitorio debe ser fresco, oscuro y silencioso. Usa cortinas para evitar un exceso de luz. Usa tapones para tus oídos si es que crees que hay un exceso de ruido.
  • ¡Te ofrecemos un tip extra! Ten la costumbre, cuando sientas que estás más alterado o activo de lo normal, de darte un buen baño antes de acostarte. En otro artículo hablaremos de cómo hacer meditación, otra actividad ideal para reconciliarnos con nuestro descanso. Esperamos que todos estos tips te sirvan para que sientas una mejoría en tu descanso. Ojo, funcionan mejor si los llevas todos a la práctica y no tan solo uno o dos. 
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